martes, 30 de abril de 2013

Sin final.

Se encontró caminando cuando el astro rey no estaba presente, la ciudad se sumía en una oscuridad apenas atenuada por los postes, aquellas luces que ofrecían seguridad. La neblina que invadía aquellas calles se mesclaba con el humo de chimeneas que no subía hacia el infinito, si no que permanecía bajo, haciendo dificultoso respirar, picando la nariz con su olor e impregnando la ropa al andar, también poniendo a prueba la mente del chico, que ante la escasa visión tenía que mantenerse cuerdo ante las malas pasadas que su mente le podía jugar, tras aquella neblina se ocultaba  un destino fiero e incierto.


 En su marcha estaba la decisión de llegar al hogar, cobijarse bajo el calor que sus sabanas ofrecían, bajo el techo y el resguardo de su habitación. Si bien el camino por el que transitaba era rutinario, aquella noche de conversación oscura y alcohol compartido en la casa de sus colegas habían comenzado a gestar el principio de la psicosis, aquella que altera los sonidos de la realidad, adaptando todo para crear el terror en el ser, perturbación maligna con la que luchó tiempo atrás, cuando la noche y la calle ofrecía la misma visión y en la que la imaginación jugaba la misma pasada.

Repasó todas las formas de pelear que sabía, recordó cuanto pudo de los videos que mostraban llaves para inmovilizar a los oponentes, el miedo era latente. Mientras caminaba,  a su costado  en la calle, pasaban escasamente autos con choferes somnolientos, aquellos ruidos eran los únicos que hacían la diferencia entre realidad y sueño.

Luego de 10 minutos caminando en línea recta, se encontraba a la mitad del camino, todo el trayecto hasta ese momento había pasado sin pena ni gloría y el esperaba que el resto que le quedaba ocurriese igual. En el rítmico andar, se ocultaban las historia que iba creando conforme avanzaba, la mejor forma que tenía para dar la impresión de que el camino iba pasando rápido.

El primer vestigio de actividad era un lugar de comida rápida. Abierto a esas horas de la noche, sin lugar a dudas era una alternativa para cesar su viaje, alimentarse, reposar y porque no, conversar. Reviso sus bolsillos y calculo cuando tenia en monedas. Dedujo que no era suficiente ni siquiera para un completo de los simples. Se sumió en la más triste de las penas, el hambre ganaba territorio en su estómago y sin embargo no era posible para él comprarse algo.

Decidió pasar de largo y vio que había gente en el interior. Pensó que de no ser por lo tomado pudo haber estado ahí, sentado como uno más de ellos. Siguió caminando y voces comenzaron a surgir, voces que no tenían cuerpos, la neblina y la densa capa de humo ganaba a la visión. Sintió temor porque no entendía las palabras y porque no veía quienes estaban adelante o al costado, pero aun así siguió caminando y descubrió que eran 2 jóvenes, que caminaban deprisa,  urgidos quizás por llegar a su propio destino.

Las pocas cuadras que quedaban, hacían morder el ansía y acelerar el paso. Llegando a la esquina extrañamente pudo divisar su casa, la neblina y el humo no habían rellenado aquel punto de la ciudad, a pesar de la intriga por el echo, la sonrisa se le dibujo en el rostro, ya pensaba en el calor del hogar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario